Con el primer mal recuerdo

En frente del portón se encontraban unos grandes escalones perfectamente mimetizados con el resto del suelo, ocupando estos unas tres cuartas partes y bien centradas, estaba franqueada por unas barandillas pintadas también en verde con el claro objetivo de que los niños no se pudieran caer por ningún hueco de los que dejaba la escalera.

En esta zona el sótano del edificio ya no se podía ver, y lo que se divisaba perfectamente era el patio del que disfrutaban los niños grandes, era fácil divisarlo tras el enrejado que nos separaba, en la pared del frente teníamos el polideportivo y se podía percibir al final a la izquierda un hueco en el cual se encontraba un tobogán. De este tobogán tengo un mal recuerdo, recuerdo que un chico dejo caer una roca hacia abajo con tan mala suerte que allí estaba yo, me dio en toda la cabeza de manera inesperada y me dejo medio K.O. durante unos segundos y lo siguiente que recuerdo es que estaba inclinado en los lavabos con las dos profesoras encima mío limpiándome la cabeza, cortándome el pelo y poniéndome esparadrapos para que la herida dejara de expulsar sangre, no recuerdo mucho mas de aquellos tiempos y claro que puede que sea por ese golpe pero la verdad es que de siempre he tenido grandísimas lagunas en mis recuerdos y siempre he tenido problemas para recordar lo que he hecho durante todo un día. Escribiendo esto llega a mi memoria una imagen de como era el colegio por dentro, teníamos unas cinco clases pero la que más nos gustaba sin poderse comparar con otra era el gimnasio, la puerta se situaba en una esquina bueno no había puerta era una entrada libre, el gimnasio se encontraba en el ala derecha del colegio, al final del todo y cuando entrabas se habría hacia la izquierda, recuerdo que al fondo estaban las siempre clásicas espalderas, y distribuido por todo el gimnasio grandes colchones de espuma para amortiguar nuestras caídas, cubos de espuma de muchas medidas y unos inmensos balones de plástico que apenas pesaban, colgado en una pared nos encontrábamos las cuerdas para saltar, los aros para bailarlos y sé que habían más cosas pero no recuerdo nada más que eso y muchísimos colores.

Pero como olvidar el atuendo que llevábamos, era tan gracioso, siempre llevábamos un chándal por ser tan cómodos con unos parches en las rodillas y encima una bata de tela a cuadritos verdes, y en mi caso como la bata me la hizo mi madre y le sobro tela la bolsa en la que llevaba el bocadillo era igualita; lógicamente como todos vestíamos prácticamente igual yo llevaba bordado en el cuello mi nombre que la verdad de poco servía porque yo no sabía leer, pero las buenas de las profesoras tenían la solución cada uno teníamos nuestra percha con un dibujo encima, me parece que recuerdo un caracol y un burro aunque esto no lo puedo asegurar.

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